Los cancilleres de Rusia y Estados Unidos se reunirán este martes en Arabia Saudita en un intento por restablecer las relaciones entre ambos países y abrir un canal de diálogo sobre la guerra en Ucrania. Sin embargo, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, rechazó la iniciativa y advirtió que no reconocerá ningún acuerdo en el que su país no participe.
Una cumbre sin Ucrania ni Europa
El encuentro será encabezado por el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, y el canciller ruso, Serguéi Lavrov, junto con el asesor diplomático del Kremlin, Yuri Ushakov. La reunión surge tras un reciente contacto telefónico entre los presidentes Donald Trump y Vladimir Putin, lo que sugiere un intento de acercamiento entre Washington y Moscú.
A pesar de la importancia del diálogo, Ucrania y los países europeos no fueron invitados a la cumbre. “Ucrania no participará en negociaciones de las que no sabía nada”, expresó Zelenski, y agregó: “Una negociación sobre Ucrania sin Ucrania es infructuosa”.
El objetivo de la reunión: más que solo Ucrania
El Departamento de Estado de EE.UU. aseguró que la reunión no es el inicio de una negociación formal sobre la guerra, sino un seguimiento de la conversación entre Trump y Putin. Según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, el principal objetivo es «restablecer el conjunto de las relaciones ruso-estadounidenses», lo que sugiere que el conflicto en Ucrania es solo un tema dentro de una agenda más amplia.
El secretario de Estado Rubio también se reunió con el príncipe heredero saudita, Mohamed bin Salmán, para discutir la situación en Oriente Medio, otro tema clave en la geopolítica global.
El contexto de la cumbre
Las relaciones entre Rusia y Estados Unidos se han mantenido congeladas desde el inicio de la guerra en Ucrania en febrero de 2022. La posibilidad de una negociación entre ambas potencias sin la presencia de Ucrania ha generado preocupaciones en Kiev y en la Unión Europea, que temen que los intereses ucranianos puedan quedar relegados en eventuales acuerdos bilaterales.
Si bien el diálogo entre Washington y Moscú podría ser un primer paso hacia la distensión, el rechazo de Ucrania plantea dudas sobre la viabilidad de cualquier solución negociada sin la participación de todas las partes involucradas en el conflicto.