El hallazgo, publicado en la prestigiosa revista Nature Aging, representa un hito en la detección precoz de esta enfermedad neurodegenerativa, que afecta a más de 10 millones de personas en el mundo y a unas 200.000 en España.
El párkinson, caracterizado por la pérdida progresiva de neuronas que producen dopamina, suele manifestarse con temblores, rigidez muscular y problemas de coordinación.
Sin embargo, cuando estos síntomas aparecen, la enfermedad ya ha avanzado considerablemente. Por eso, la posibilidad de un diagnóstico temprano abre una nueva era para los pacientes y sus familias.
Una prueba accesible, rápida y no invasiva
Según los datos del estudio, el análisis de sangre tiene un coste estimado de 80 libras —alrededor de 92 euros— y puede realizarse de forma sencilla y no invasiva. La prueba se basa en la detección de pequeños fragmentos de material genético conocidos como fragmentos de ARN de transferencia (tRF), cuya presencia anómala se ha vinculado al desarrollo del párkinson.
Además, el test analiza una disminución específica del ARN mitocondrial, un indicador que también se deteriora a medida que progresa la enfermedad. Esta combinación de biomarcadores permite una detección altamente precisa incluso antes de que el paciente manifieste síntomas visibles. “Ofrece una herramienta de diagnóstico altamente precisa, rápida y asequible, lo que brinda esperanza para intervenciones tempranas que podrían cambiar el curso de la enfermedad”, afirman los autores del estudio.
Resultados muy prometedores
Los resultados iniciales no podrían ser más esperanzadores. En una escala donde 1 representa una prueba perfecta, esta nueva herramienta obtuvo una puntuación de 0,86. Para ponerlo en contexto, las mejores pruebas clínicas actuales utilizadas en pacientes con signos tempranos de la enfermedad obtienen una puntuación de 0,73. Esta diferencia representa un avance notable en términos de fiabilidad diagnóstica.
El diario británico The Times ha resaltado que esta puntuación sitúa a la prueba como una de las más eficaces hasta la fecha, mientras que The Guardian ha recogido las declaraciones de David Dexter, director de investigación de Parkinson’s UK, quien destaca el potencial transformador de este hallazgo: “Esta investigación representa una nueva perspectiva para explorar en la búsqueda de un marcador biológico para el párkinson. En este caso, el marcador puede identificarse y medirse en la sangre, lo que lo hace atractivo para una futura prueba diagnóstica sencilla para el paciente”
Una esperanza real para millones de personas
Uno de los grandes desafíos del párkinson es que, cuando se diagnostica, ya se han producido daños irreversibles en el cerebro. De ahí la importancia de detectar la enfermedad en sus primeras fases, incluso antes de que el paciente sea consciente de ella.
Este avance podría permitir que las personas reciban tratamientos mucho antes, con el objetivo de ralentizar o incluso modificar la progresión de la enfermedad.
La comunidad científica ha acogido esta investigación con entusiasmo, al considerar que representa un paso decisivo hacia una medicina más preventiva y personalizada.
Además, al tratarse de un análisis accesible, su implementación futura podría integrarse fácilmente en los sistemas de salud pública. Por todo ello, aunque la prueba aún debe superar etapas clínicas adicionales antes de su uso generalizado, el camino parece prometedor.