El debate sobre si es más saludable consumir agua con gas o sin gas ha ganado fuerza en los últimos años. Aunque en esencia ambas opciones hidratan por igual, diversos especialistas en nutrición y odontología aclaran que la elección depende principalmente de las preferencias personales y las condiciones particulares de cada individuo. A continuación, se exponen los principales mitos y verdades sobre el tema.
¿Qué es el agua con gas?
El agua con gas se obtiene al añadir dióxido de carbono al agua en condiciones de alta presión, lo que le confiere su característico burbujeo. A diferencia de otras bebidas carbonatadas, cuando se prepara sin azúcar ni edulcorantes, mantiene las propiedades hidratantes del agua natural.
Hidratación y nutrición
- Verdad: Tanto el agua con gas como el agua sin gas proporcionan la hidratación esencial para el organismo.
Según Jennifer Sacheck, directora de ciencias del ejercicio y la nutrición en la Universidad George Washington, “el agua con gas sin calorías no es ni mejor ni peor para ti que el agua sin gas”. - Mito: Consumir agua con gas favorece la pérdida de peso.
Estudios recientes indican que, aunque algunas personas pueden sentir mayor saciedad por el burbujeo, no existe evidencia concluyente de que la carbonatación por sí sola contribuya a adelgazar de manera significativa.

Impacto en la digestión y el sistema gastrointestinal
- Verdad: La carbonatación no altera de forma adversa las propiedades del agua en cuanto a hidratación y nutrición.
El dietista Scott Keatley señala que “tanto el agua con gas como el agua del grifo ofrecen la hidratación que el cuerpo necesita, ya que ninguna contiene calorías, azúcares ni otros componentes dañinos”. - Mito: El agua con gas es perjudicial para la digestión.
Aunque algunas personas con reflujo ácido o tendencia a la hinchazón pueden experimentar molestias, la mayoría de los consumidores no ven alterada su función digestiva, ya que la presencia de dióxido de carbono no afecta de manera significativa la absorción de nutrientes.
Efectos en la salud dental
- Verdad: La acidez del agua con gas es muy baja y, en la mayoría de los casos, es neutralizada rápidamente por la saliva.
La dentista Julie Cho explica que “a menos que se consuma de forma continua y excesiva, el agua con gas no dañará el esmalte dental”. Del mismo modo, Mark Wolff, decano de la Facultad de Odontología de la Universidad de Pensilvania, indicó que “la acidez del agua carbonatada es débil y la saliva actúa eficazmente para neutralizarla”. - Mito: El agua con gas daña el esmalte dental.
Diversos estudios y declaraciones de expertos confirman que, sin azúcares añadidos, el agua con gas no representa un riesgo significativo para la salud bucal.
Sostenibilidad y elección del envase
Además de sus beneficios nutricionales, la forma en que se envasa el agua con gas puede tener implicaciones ambientales. Se recomienda optar por botellas de vidrio en lugar de plástico para evitar la exposición a microplásticos. Estudios han revelado que un litro de agua embotellada en plástico puede contener miles de partículas diminutas de plástico, lo que ha impulsado a los consumidores a buscar alternativas más sostenibles.
En resumen, no existe una diferencia sustancial en términos de salud entre el agua con gas y el agua sin gas. Ambas opciones ofrecen hidratación esencial sin calorías, siempre que se consuman sin azúcares añadidos. Mientras que la carbonatación puede hacer que el agua con gas resulte más atractiva para algunas personas, sus efectos sobre la digestión, la salud dental y el control del peso son mínimos y dependen de las condiciones individuales. La elección entre una y otra se reduce a una cuestión de preferencia personal y necesidades específicas, siempre dentro de una dieta equilibrada y consciente.