En el parque 9 de Julio una obra solidaria toma forma en las manos de Carlos, un lavacoches con un propósito noble. Desde 2018, Carlos y sus compañeros han llevado adelante una misión especial: lavar autos a cambio de juguetes, destinados a niños que no tienen la posibilidad de recibir uno en el Día del Niño. Este año, la tradición vuelve con más fuerza después de una pausa obligada por la pandemia.
Carlos relata cómo comenzó todo: «Esto surgió en 2018, lo hicimos cuando éramos chicos y fue bien. En 2019 también, pero luego vino la pandemia y tuvimos que detenernos. Ahora, con mis compañeros y hermanos que trabajan acá, sentimos en el corazón la necesidad de volver a hacerlo para los chicos». Para Carlos, esta no es solo una iniciativa, sino una obra de amor hacia los niños que enfrentan circunstancias difíciles, especialmente aquellos afectados por la falta de recursos y las duras realidades de la vida.
Lavar autos para sacar sonrisas
El concepto es sencillo pero poderoso: los clientes llevan sus autos para lavar y, en lugar de pagar con dinero, entregan un juguete. Estos juguetes luego se distribuyen a los niños necesitados, asegurando que ninguno se quede sin una sonrisa en el Día del Niño. «Lo hacemos con sacrificio nuestro, cambiando un lavado por un juguete para el Día del Niño», explica Carlos. El objetivo es que ningún niño se vaya «con la cara triste».
Carlos se encuentra en el Parque 9 de Julio, ubicado al frente del Bar Totem, de 9 a 20hs.
La respuesta de la comunidad ha sido abrumadora. Carlos cuenta con emoción cómo, desde que anunciaron el regreso de la iniciativa, la gente ha acudido a apoyar. «Pusimos un cartel y la gente empezó a venir. Ahora, nos felicitan, nos saludan, y muchos vienen desde otros lugares a lavar sus vehículos acá», dice Carlos. La colecta culminará el próximo sábado por la noche, justo a tiempo para que los niños puedan recibir sus juguetes el domingo, Día del Niño.
Para Carlos, esta labor es más que un simple acto de caridad; es una forma de devolverle algo a la comunidad y a los niños que más lo necesitan. «Hacemos lo posible para dejar el vehículo en las mejores condiciones, cuidamos sus pertenencias y trabajamos con dedicación. Pero lo más importante es que, con la ayuda de todos, podemos sacar una sonrisa a un niño», concluye Carlos, quien espera que esta obra continúe creciendo y ayudando a más niños cada año.
