Cada vez más personas buscan alternativas al azúcar para cuidar su salud sin resignar sabor. En ese contexto, la canela se presenta como una opción natural y saludable para endulzar infusiones, a la vez que ofrece múltiples beneficios que van más allá del paladar.
Originaria de Asia, la canela es una especia usada desde hace siglos tanto en la cocina como en la medicina tradicional. Su aroma distintivo y sabor cálido la convirtieron en un clásico de las tazas de té, café o leche, pero también en un ingrediente valorado por sus propiedades terapéuticas.
El compuesto principal de la canela, el cinamaldehído, posee potentes efectos antioxidantes. Estudios recientes han demostrado que esta sustancia ayuda a estabilizar los niveles de azúcar en sangre, lo que resulta clave para personas con diabetes tipo 2 o quienes intentan evitar los picos de glucosa tras las comidas.
Efectos digestivos y antimicrobianos
Además de su capacidad para reemplazar al azúcar, la canela también actúa sobre el sistema digestivo. Según investigaciones de la Cleveland Clinic, tiene propiedades antimicrobianas capaces de frenar el crecimiento de bacterias nocivas en el intestino, tanto Gram-positivas como Gram-negativas, responsables de infecciones comunes.
Sus aceites esenciales pueden dañar las membranas celulares de estos microorganismos, impidiendo su reproducción y fortaleciendo así la microbiota intestinal. A esto se suma su acción vasodilatadora, que mejora el flujo sanguíneo y favorece una digestión más eficiente, especialmente útil en casos de inflamación o mala circulación abdominal.

Un estímulo para la memoria
Uno de los hallazgos más prometedores sobre la canela tiene que ver con su impacto en la función cerebral. El neurólogo Brandon Crawford, citado por el portal SheFinds, explicó que la regulación del azúcar en sangre también influye en el rendimiento cognitivo, ya que evita las fluctuaciones de glucosa que pueden afectar la concentración y la memoria.
Además, los antioxidantes presentes en esta especia ayudan a proteger al cerebro del daño oxidativo, lo que podría reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
Precauciones y tipos de canela
Existen dos tipos principales de canela: la de Ceilán y la casia. Ambas pueden incorporarse a una alimentación saludable, aunque se recomienda un consumo moderado de la variedad casia, ya que contiene cumarina, una sustancia que, en exceso, puede ser tóxica para el hígado.
Según el sitio Medical Today News, la canela de Ceilán, también conocida como “verdadera canela”, es más suave y segura para un consumo regular, especialmente si se busca integrarla como parte de una dieta antiinflamatoria o neuroprotectora.
Una infusión, muchos beneficios
Agregar canela a las infusiones no solo permite prescindir del azúcar refinado: también incorpora una serie de efectos positivos para la salud intestinal, metabólica y cerebral. Su uso puede ser tan simple como añadir un trozo de rama o una pizca de polvo a una taza de té o café, o bien combinarla con frutas, granos integrales o mezclas saladas.
En un contexto donde cada decisión alimentaria cuenta, la canela se consolida como una alternativa accesible, natural y multifuncional. Su consumo, eso sí, debe ser consciente y moderado, idealmente acompañado por el asesoramiento de un profesional de la salud.