Una gruesa columna de humo negro y el sonido de las sirenas del camión de bomberos alertaron a los vecinos de sobre un incendio en Salta al 200. Pasado el mediodía, comenzaron a evacuar los edificios más cercanos por cuestiones de seguridad. Hay seis bomberos internados y uno se encuentra en estado crítico. Decenas de puesteros perdieron toda la mercadería.
“Para ir al baño tenían que tocar una puerta. A veces podían tardar una o dos horas para eso. Comían, pero no regularmante: había días en que sólo les daban pan de pita y en todo caso, comían mucho arroz y pan. Perdieron entre seis y ocho kilos. Dormían sobre unos bancos que armaban juntando unas tres sillas, en una recepción”.
Merav Mor Raviv, prima de Keren Munder (54 años), que fue liberada el viernes pasado junto a su hijo Ohad (9) y su madre Ruthy (78), en la primera tanda de rehenes entregados por el grupo terrorista Hamas, describió este domingo únicamente estos detalles del cautiverio de sus familiares. En una entrevista por zoom con diversos medios internacionales, la consigna era no hacer preguntas sobre las condiciones de detención de los rehenes liberados, sus condiciones médicas, sobre cómo habían sido tratados, ni sobre los demás secuestrados aún en Gaza. Pero Merav igual quiso dar esos detalles.
Sus familiares se encuentran ahora resguardados en hospitales de Israel, donde son monitoreados por médicos y psicólogos. Desde que Yochved Lifshitz, rehen de 85 años liberada el 23 de octubre dio una conferencia de prensa en el lobby del hospital Ichilov de Tel Aviv, en la que describió el “infierno” vivido, la “telaraña” de túneles de Gaza y destacó que los terroristas la habían tratado “bien”, las autoridades israelíes cambiaron los protocolos. Prefieren controlar y limitar la información, porque se trata de material más que sensible y usable en la guerra de propaganda también en curso.
Adva precisó que su abuela durante el cautiverio contaba los días. “Sabía que habían pasado casi 50 cuando salió. Ahora se encuentra acompañada, con ayuda psicológica y va a necesitar tiempo para recuperarse. Su cuerpo y su alma están tratando de adaptarse a la nueva realidad, que es dura”. Su casa de toda la vida del kibutz Nir Oz, pegado a Gaza, ya no existe: como muchas otras, fue incendiada durante el ataque terrorista. “Para una persona de 85 años no es fácil empezar de nuevo: en su casa tenía sus cosas, sus álbumes de fotos y de repente no tiene más nada… Por lo menos al ser liberada se enteró que muchos familiares que pensaba que habían sido matados, están vivos… Y la ayudaremos a encontrar un lugar para vivir donde se encuentre cómoda”, dijo Adva, sin ocultar el trauma.
A su turno, Merav también contó que hubo llantos e inmensa conmoción cuando pudo volver a abrazar a su prima Keren y a su hijo, Ohad, que cumplió 9 años el 23 de octubre, en Gaza. “Ellos habían ido al kibutz Nir Oz a visitar a sus abuelos para el fin de semana cuando ocurrió el ataque del 7 de octubre. Como viven en Kfar-Saba, no en un kibutz, por lo que no están acostumbrados a las sirenas y a los misiles, entonces pensaron que los iban a matar”, relató, sin disimular el espanto.
Ahora que se encuentran a salvo en un hospital, a ellos también les cuesta enfrentarse a la realidad: sin contar que un primo fue asesinado –quedó carbonizado en su casa incendiada y ni siquiera pudo ser identificado-, aún queda en manos de Hamas su tío, Avraham Munder, padre de Keren y marido de su madre, Ruthy (78), que también perdió su casa. “Ya le buscaremos un lugar donde vivir, para reconsturir el kibutz de Nir Oz harán falta dos años y, en ese sentido, Ohad es un niño afortunado: a diferencia de otros chicos liberados que ya no tienen su casa o se han vuelto huérfanos, él tiene a sus padres, su casa de Kfar Saba, su cuarto, su escuela, sus clases de tenis”, subrayó Merav. “En el hospital, ayer, Ohad estaba feliz, muy excitado por los regalos y la ropa recibidos y por la alegría del reencuentro… Él no entiende bien lo que pasó, no se da cuenta de que ahora se volvió famoso en Israel y en todo el mundo”, contó. “El hospital le dijo que podía invitar a dos amigos y él dijo que tenía muchos más y finalmente fueron diez amigos: le habilitaron un cuarto para eso, donde los chicos pudieron jugar, reír”, precisó, al destacar que más allá de eso, también para él vendrán tiempos difíciles. “Aunque no soy psicóloga, es evidente que, como a su madre y a su abuela, le llevará tiempo entender”, puntualizó.
Merav y Adva, que no ocultaron haber vivido semanas llenas de angustia, de incertidumbre absoluta, sin saber absolutamente nada de sus seres queridos, jamás mencionaron a Hamas durante la entrevista, que duró una hora. Ambas evidentemente aliviadas por el reencuentro, pero aún traumatizadas y preocupadas por los demás rehenes que aún no fueron liberados, dijeron que durante los casi 50 días de cautiverio en Gaza, sus familiares estuvieron desconectados de todo lo que estaba ocurriendo afuera; aunque admitieron que sí sabían que el 7 de octubre había comenzado una guerra en represalia por el ataque.
Cuando LA NACION preguntó si les parecía compatible el doble objetivo del gobierno israelí de eliminar a Hamas y de traer a casa a todos los rehenes, la respuesta fue contundente. “No soy política, hay un gobierno, hay un Ejército y es su trabajo traer de regreso a todos los rehenes lo antes posible. No me importa cómo lo hacen y a nadie, familiares de rehenes o no, debería importarle, porque no es su tema”, dijo Merav.
Coincidió Adva, que sumó: “tenemos que creer en las Fuerzas de Defensa Israelíes, tenemos que confiar y quiero creer que las autoridades, el gobierno israelí y la comunidad internacional tienen como prioridad eso, que vuelvan a casa todos los rehenes”.
Por causas que se deberán establecer, las llamas se habrían originado en uno de los locales de los sectores 3 y 4 del Mercado Persia, que aglutina a decenas de comercios dedicados, en su mayoría, a la venta de artículos textiles.
Pasadas las 11, llegaron los bomberos y acordonaron la zona y el tránsito se interrumpió sobre la calle Salta, la parte más afectada por el incendio.
Debido a que las llamas se habían apoderado de casi la mitad del predio, un pedazo del techo y alguna de las paredes internas se desplomaron, provocando lesiones en al menos cinco bomberos que habían ingresado para intentar controlar el siniestro. Los primeros informes sostienen que se encuentran fuera de peligro.
Al tratarse de una zona superpoblada por edificios, en las redes sociales comenzaron a circular videos en los que se pueden ver, desde las alturas, cómo las llamas sobresalían por el techo del predio.
Minutos antes del mediodía, personal de la Policía le informó a los vecinos de uno de los edificios ubicados en calle Córdoba al 800 que, por cuestiones de seguridad, debían ser evacuados, lo que generó escenas de mucha tensión y nerviosismo.
Aunque el análisis de los daños demandará algunos días, decenas de puesteros quedaron embargados por la angustia y la desazón debido a las enormes pérdidas económicas ocasionadas por el incendio.
Las primeras estimaciones de la Policía sostienen que la mayor parte de los locales de las zonas 3 y 4, con salida a calle Salta, habrían quedado reducidos a cenizas.
Mientras tanto, por calle Córdoba, los comerciantes de la zona 1 y 2, en medio de mucho nerviosismo, intentaban rescatar parte de la mercadería que había todavía en condiciones de ser rescatada.