Durante el Jubileo de las Fuerzas Armadas celebrado en la Plaza de San Pedro, el Papa Francisco transmitió un contundente mensaje antibélico a 30 mil militares y miembros de fuerzas de seguridad de todo el mundo, llamando a “callar las armas y escuchar el grito de paz”. Sin embargo, el pontífice, aquejado por dificultades en la respiración –un problema que se ha reiterado por episodios de bronquitis– no pudo leer su homilía de forma personal y la delegó al maestro de las celebraciones litúrgicas, el arzobispo Diego Ravelli.
Ante la multitud reunida, el Papa, sentado junto al altar y cercano al celebrante, expresó su deseo de que “callen las armas en todo el mundo y se escuche el grito de los pueblos, que piden paz”, mencionando como ejemplos la situación en Ucrania, Palestina, Israel, Myanmar, y Sudán, entre otros. El pontífice recordó a los presentes la enseñanza de la Iglesia sobre las guerras, haciendo eco de los principios expuestos en la constitución apostólica Gaudium et Spes de 1975, y subrayó que los que sirven en las Fuerzas Armadas deben hacerlo únicamente en legítima defensa y no para imponer dominio sobre otras naciones.
Dificultades en la lectura de la homilía
Debido a problemas respiratorios, el Papa Francisco se vio imposibilitado de leer la primera parte de su homilía. Tras solicitar disculpas por la interrupción, el pontífice pasó la lectura al arzobispo Diego Ravelli, quien continuó la intervención en nombre del Papa. Durante sus breves intervenciones, la voz del Papa se notó afectada, evidenciando episodios repetidos de tos, mientras agradecía la presencia de los militares, agentes de seguridad y otros funcionarios de orden público.
Detalles del evento y contexto
El Jubileo de las Fuerzas Armadas, que reunió a 30 mil militares de todo el mundo –con aproximadamente 20 mil italianos y 10 mil procedentes de diversas regiones, incluyendo países latinoamericanos como Argentina, Colombia, Brasil, Chile, Ecuador y México– se celebró en la emblemática Plaza de San Pedro. Los asistentes, que portaban uniformes y paramentos verdes, se congregaron para participar en la ceremonia, que incluyó la celebración del Ángelus, la bendición de la multitud y el cruce por la Puerta Santa, última entrada al recinto de la basílica.
El mensaje del Papa, centrado en la paz, coincidió con un ambiente de solemnidad en el que se destacó la importancia de que las Fuerzas Armadas cumplan con sus fines fundamentales: promover, salvar y defender la vida. “Les pido por favor que vigilen contra la tentación de cultivar un espíritu de guerra y que no se dejen seducir por el mito de la fuerza y el ruido de las armas”, enfatizó el pontífice a través de su asistente.
A pesar de no haber podido leer su homilía en persona, el Papa Francisco logró transmitir un mensaje claro y contundente en favor de la paz y la justicia, haciendo un llamado a detener el uso excesivo de la fuerza militar en conflictos internacionales. Su intervención en el Jubileo de las Fuerzas Armadas reafirma el compromiso de la Iglesia Católica de promover la paz, mientras que la asistencia internacional en el evento subraya la importancia de esta iniciativa en el contexto global.