Por Koly Bader, para La Proclama.
Lo primero que quiero y debo decir es NO SE. Algo muy raro en el periodismo. Pero, sí tengo una opinión inspirada en la historia, en los hechos del pasado y en la realidad de los medios de comunicación del presente. Incluidas las redes sociales y los medios electrónicos en general.
Se afirma fraude electoral. Como siempre sin pruebas. Y claro, lo afirman los enemigos de siempre del proceso venezolano y de todo proceso que signifique desempoderar a los poderes reales. La derecha, cuando gana, es por la voluntad popular. Y cuando pierde es fraude. No es necesario enumerar los casos en que así pasó. Todos los conocemos.
Los medios, como también sabemos, responden a intereses. El periodismo no existe sino solo como ejercicio ético de algunos individuos, en general ausentes de los medios hegemónicos.
“Noticias” falsas, crónicas sesgadas y hasta flagrantes mentiras se imprimen, se dicen, con total impunidad. Y hasta le llaman pos verdad.
Así las cosas, lo único que puedo decir es que el candidato que dicen que ganó y que se le hizo fraude, es un paramilitar claramente identificado como responsable de la masacre de jesuitas en El Salvador en los años 80. También puedo decir que la señora que lo prohijó, Corina Machado, pedía hace algún tiempo la intervención militar de EEUU en Venezuela.
También puedo decir que es por todos sabido, fehacientemente probado y es una verdad histórica, que los EEUU no permiten a ningún país del mundo, que tenga petróleo, que le quiten la posibilidad de robárselo. Menos, claro, en su patio trasero.
También puedo decir que hoy los golpes de Estado tienen una factura diferente a los que vivimos en el siglo veinte. Y puedo decir que, por lo menos en América Latina, detrás de los golpes siempre está el Departamento de Estado, sus embajadores y, más recientemente, Laura Richardson, jefa del Comando Sur.
Hechos todos estos comprobables e indiscutibles.
Si hubo fraude, la verdad no lo sé como no lo sabe nadie de los que escriben sobre Venezuela desde el día de las elecciones. Y menos desde este cono sur.
Que la democracia está devaluada tanto o más que el periodismo es también una realidad. Pero no es un tema de Venezuela, es en casi todo el mundo. Y es muy sencillo por que. Es que ese sistema políticos que se llamó democracia se correspondía a un capitalismo productivo que dejó de existir a partir de la financiarización del capital. Ahora ya no hace falta. Dicen que se llama neoliberalismo. Y se reproduce transformando la política en un negocio en el que ya no se trata del “arte de lo posible”. Se trata de la confluencia del poder político con el poder económico para así garantizar las ganancias de este último. Dejen pues tranquila a Venezuela que resuelva sus problemas y conflictos. Y dejen de abonar una nueva guerra, esta vez en nuestro continente, (que eso es lo que están haciendo) para enriquecer a la industria armamentista de los EEUU.
Koly Bader
Periodista y Escritor
Ex Director de El Periódico de Tucumán