Investigadoras de la UNT y el CONICET desarrollaron un bioproducto antifúngico a partir de hongos de las Yungas
En un laboratorio tucumano, ciencia y naturaleza se unieron para ofrecer una solución concreta a uno de los desafíos del agro: las enfermedades que afectan a cultivos como la caña de azúcar, el maíz o la soja. Investigadoras de la Universidad Nacional de Tucumán y del CONICET diseñaron “Atic Nano”, un bioproducto antifúngico basado en nanotecnología y sustentabilidad. El producto, resultado de años de investigación, promete mejorar la salud vegetal sin dañar el ambiente.
“Atic Nano” es un líquido que se aplica con mochilas de pulverización. Aunque parece un agroquímico convencional, no lo es: está compuesto en un 70% por biomoléculas extraídas de hongos nativos de las Yungas y en un 30% por sales de plata. Esa combinación permitió sintetizar bionanopartículas con tres propiedades clave: acción antifúngica, activación del sistema inmune de la planta y capacidad de adherencia a las hojas para mejorar su absorción.
Agricultura regenerativa, sin organismos vivos
A diferencia de otros productos biológicos que contienen microorganismos vivos, Atic Nano actúa a partir de compuestos naturales generados por microbios, pero sin introducirlos en el campo. “Eso lo hace más estable y compatible con otras sustancias”, explicó la doctora Cintia Romero, bioquímica, docente de la UNT e investigadora del CONICET. Según detalló, el nanoproducto puede utilizarse en caña de azúcar, soja, maíz y trigo, sin impactar negativamente sobre el suelo ni sobre la flora nativa.
Otra ventaja es su eficacia. El producto superó con éxito ensayos a campo durante tres años en Argentina y actualmente se prueba en Brasil. “Es ideal para un modelo de agricultura regenerativa, que busca producir sin agredir al ecosistema”, afirmó Romero.
Qumir Nano: ciencia que se transforma en empresa
El desarrollo dio lugar a una startup tecnológica: “Qumir Nano”, conformada por los científicos que trabajaron en el proyecto. Además de Romero, integran el equipo José Sebastián Dávila Costa, Romina Bertani, Franco Segli y Solana Chaves. El gerenciamiento está a cargo de Franco Ciaffone. Su modelo de negocios apunta al licenciamiento del producto a grandes empresas agroquímicas para facilitar una distribución rápida y masiva.
Actualmente, el grupo trabaja también en un bionanofertilizante basado en la misma tecnología, combinado con nutrientes esenciales como fósforo, potasio y nitrógeno. Ese producto ya pasó pruebas de laboratorio y está en etapa de ensayo en invernaderos.
Nanotecnología con sello tucumano
Romero destacó que el financiamiento inicial del proyecto fue público, con aportes de la UNT y del PROIMI (CONICET), lo que reafirma el rol estratégico de la inversión estatal en ciencia aplicada. Más tarde, con la creación de la empresa, se sumaron capitales privados y fondos de innovación.
Pese al potencial, la investigadora reconoció los desafíos: la bionanotecnología todavía no cuenta con marcos regulatorios específicos y necesita ganar confianza entre los productores. “Queremos demostrar que es posible mejorar el rendimiento de los cultivos con soluciones más limpias, más eficientes y desarrolladas en el país”, afirmó.
Mientras tanto, Atic Nano ya dejó de ser una promesa de laboratorio y se perfila como una herramienta concreta para una agricultura más sustentable. Desde Tucumán, una nueva generación de científicos apuesta a que la innovación también puede venir del monte.