Por Liliana Guzmán Cruzado, para La Proclama.
Desde hace 47 días buena parte de las noticias del día, y de los comentarios de los programas de televisión, están abrumados con información o desinformación del “caso Loan”, el pequeño de cinco años cuyo nombre es Loan Danilo Peña. Ya desde la forma de nombrarlo como un “caso”, incurren en una despersonalización, como si fuera necesario alejarse de la gravedad de lo ocurrido, para poder hablar, especular, reflexionar, estudiar, teorizar sobre un delito que lamentablemente viene repitiéndose en nuestro país desde hace décadas.
La desaparición del pequeño Loan, es una herida abierta para todos los argentinos de bien y nos interpela como sociedad, a preguntarnos, en qué estamos fallando con la protección de nuestros niños? La libertad y el futuro de ellos en Argentina, depende de nuestras acciones. Necesitamos leyes más firmes y políticas públicas eficaces y ejemplares, que lleven consigo investigaciones más rápidas y condenas justas. De lo contrario, las vidas de nuestros pequeños ciudadanos, están en peligro.
Es necesario leyes más severas contra la trata de niños. Es necesario que todos nos involucremos en esta temática, pues con la ayuda de muchos, nuestros pequeños estarán más seguros.
La desaparición de un niño, nos recuerda la importancia de proteger a los más vulnerables. La vida y seguridad de estas personas, como son los niños y los ancianos, deben ser prioridad en nuestro país, y todos: gobierno, funcionarios y sociedad en general, debemos involucrarnos en ello.
La desaparición de un niño, es un evento devastador para la familia y la comunidad. Es un fracaso colectivo, que nos obliga a cuestionarnos sobre nuestras acciones y omisiones como comunidad, y a asumir responsabilidades individuales y colectivas.
La desaparición de un niño en Argentina, es un llamado a la reflexión moral sobre nuestros valores y responsabilidades como sociedad. Nos obliga a cuestionarnos, a actuar y a comprometernos con la protección y seguridad de los más vulnerables.
La seguridad y protección de los niños es una responsabilidad compartida entre la familia, la comunidad y las autoridades. Debemos velar por su bienestar y seguridad en todos los ámbitos de la vida. Es necesario reflexionar sobre como fortalecer las medidas de seguridad y prevención.
Todo niño tiene derecho a una infancia segura, saludable y feliz. Tiene derecho a tener una familia, donde desarrollar armoniosa y plenamente su vida. Tiene derecho a que se respete su dignidad y libertad. Tiene derecho a poder tener una expectativa de vida tranquila, sin miedos ni violencias.
La desaparición de un niño, exige que se revele la verdad y se haga Justicia, condenándose a los culpables.
La desaparición de un niño, nos obliga a reflexionar sobre “el como” prevenir futuras desapariciones. Debemos tomar medidas concretas, para proteger a los niños y prevenir la violencia hacia ellos.
Cuando se arrebata el futuro de un niño, la sociedad debe replantearse que hicimos mal? Nos interpela a reflexionar sobre nuestros valores y responsabilidades como sociedad.
Nos preguntamos ¿Por qué siguen ocurriendo estas desgracias en este país y en el mundo? Responder eso, implicaría mencionar múltiples factores, por mencionar solo algunos: la pobreza, la falta de educación, la falta de seguridad, la codicia, la perversión, el vicio, la maldad llevada al extremo de la pérdida de su valores morales.
¿Dejarían de existir estos aberrantes crímenes si no tuviéramos tanta indigencia? Tal vez menguaran un poco, pero eso no quitaría de la lista a los sociópatas perversos o a los codiciosos negociantes faltos de moral.
¿Dejarían de existir, si la seguridad de nuestras fronteras fueran más estrictas y eficientes? si se incrementan los controles y las fuerzas de seguridad son bien entrenadas y nuestro Poder Judicial fuera más severo con estos criminales? Sin duda habría más posibilidades de rastrear, encontrar y condenar a los responsables, tanto directos como indirectos. Sin olvidarnos que “el consumidor” de este mercado es un responsable importante.
¿Dejarían de existir estos crímenes si la codicia, la perversión no existieran? Muy de seguro. Pero aquí nos encontramos frente a un límite muy difícil de franquear o de eliminar.
Terminar con este delito que significa el flagelo de la trata de personas, ya sean niños o jóvenes, es un hecho que nos debe movilizar a todos como miembros de una comunidad. No es fácil, lo sabemos, pero si no nos involucramos y colaboramos en su erradicación, más lejos estaremos de eliminarlo. Puede llevarnos décadas y quizás no se logre erradicar del todo este aberrante delito, pero al menos logremos como sociedad y ciudadanos de bien, menguar su proliferación.
Dios quiera que el pequeño Loan Danilo Peña y tantos otros niños desaparecidos, estén bajo la protección de nuestra Santísima Virgen y pronto regresen con sus familias.
Liliana G. Guzmán Cruzado. Abogada M.P.3915