Mientras crece la tendencia de regalar celulares cada vez más temprano, el fundador de Microsoft, Bill Gates, se mantiene firme: ningún niño debería tener un teléfono antes de los 14 años. La postura del magnate va a contramano de la presión social que enfrentan muchas familias, y se basa en un criterio que prioriza la madurez emocional por encima de la moda tecnológica.
Durante la infancia de sus hijos, Gates estableció reglas estrictas: sin celulares antes de los 14, sin dispositivos durante las comidas y con horarios limitados para el uso de pantallas. La clave, según explicó en una entrevista con The Mirror, es evitar que el celular se convierta en una fuente de distracción o dependencia, y que los chicos lo utilicen con responsabilidad cuando estén preparados.
“La entrega del primer celular no debe responder a la presión de grupo, sino a una decisión consciente de los padres sobre la madurez del hijo”, señaló el empresario. Para Gates, el teléfono puede ser una herramienta educativa y de comunicación, pero nunca un sustituto de la interacción real ni un entretenimiento sin control.
Una brecha entre la teoría y la realidad
A pesar del modelo propuesto por Gates, los datos muestran un acceso mucho más temprano. Un estudio de la empresa Xplora reveló que el 30% de los niños pide su primer celular antes de los siete años. Además, según datos de UNICEF, la edad promedio de acceso al teléfono móvil en el mundo es de 10,3 años, casi cuatro años menos que el umbral planteado por el fundador de Microsoft.
Expertos en salud infantil alertan sobre los riesgos de una exposición prematura: alteraciones del sueño, problemas de socialización, déficit de atención en el aula y dependencia tecnológica. En este contexto, la propuesta de Gates cobra vigencia como una alternativa para equilibrar el vínculo con las pantallas desde edades tempranas.
Un modelo replicable sin importar el nivel socioeconómico
El enfoque de Gates no requiere grandes recursos ni dispositivos sofisticados. Su modelo se basa en límites claros, acompañamiento parental y la creación de rutinas que prioricen la convivencia, el descanso y la educación. “Los padres no deben delegar su rol por miedo a que sus hijos ‘queden afuera’. La salud emocional y el desarrollo cognitivo deben estar por encima de cualquier tendencia”, insisten los especialistas.
En tiempos de hiperconectividad y acceso masivo a las pantallas, la pregunta clave no es cuándo comprar el primer celular, sino cómo y para qué. Gates, desde su experiencia personal, ofrece una respuesta simple y directa: esperar hasta que haya madurez y acompañar el proceso con reglas firmes.