Con la entrada en vigor del arancel del 10% a todas las importaciones en Estados Unidos, se tensan aún más los mercados internacionales y se intensifica el conflicto comercial con China.
Este sábado comenzó a regir el gravamen del 10% que el presidente Donald Trump impuso sobre casi todos los productos que ingresan a territorio estadounidense. La medida, anunciada días atrás bajo el nombre simbólico de “Día de la Liberación”, alcanza a 184 países y busca reforzar el modelo proteccionista que impulsa el mandatario en pleno año electoral.
Aunque algunos bienes estratégicos fueron excluidos —como petróleo, gas, semiconductores y productos farmacéuticos—, la gran mayoría de los bienes de consumo estarán alcanzados por este nuevo tributo. La decisión representa un golpe directo a los pilares del libre comercio que rigieron la economía global durante las últimas décadas.
Reacción inmediata: China endurece su postura
La respuesta de China no tardó en llegar: a partir del 10 de abril comenzará a aplicar un arancel del 34% a todos los productos estadounidenses. Además, anunció nuevas restricciones a la exportación de minerales clave para industrias tecnológicas y médicas, como el itrio y el gadolinio.
Estas medidas agravaron la desconfianza en los mercados. Wall Street cerró su peor jornada desde 2020 y se evaporaron miles de millones de dólares en cuestión de horas. El índice VIX, que mide la volatilidad del mercado, escaló un 20% y los principales indicadores bursátiles europeos y asiáticos cerraron en rojo.
Un efecto dominó que arrastra a la Argentina
El impacto en los mercados emergentes no se hizo esperar. Las acciones argentinas que cotizan en Nueva York cayeron hasta un 15%, los bonos soberanos perdieron un 2% en promedio y el riesgo país saltó a 906 puntos básicos. La reversión de las expectativas financieras afecta de forma directa a las posibilidades del Gobierno argentino de retomar el acceso al crédito internacional en el corto plazo.
A esto se suma que Argentina figura en la lista de países afectados por los aranceles de Trump, lo que podría traducirse en menores exportaciones hacia EE.UU. y una nueva retracción de la actividad interna. Todo ocurre mientras el país negocia un nuevo acuerdo con el FMI, todavía sin definiciones concretas.
Previsiones sombrías y advertencias internas
La Reserva Federal ya anticipó que los aranceles podrían generar un aumento persistente de la inflación y un freno en el crecimiento económico. Incluso el banco JPMorgan Chase elevó del 40% al 60% la probabilidad de una recesión global en los próximos meses.
Voces académicas advierten que esta medida recuerda a la ley arancelaria Smoot-Hawley de 1930, impulsada por el presidente Hoover, que terminó agravando la Gran Depresión. Hoy, el escenario es distinto, pero las señales de alerta se multiplican.
Trump, lejos de mostrarse preocupado, se mantuvo desafiante: “Es el mejor momento para hacerse rico”, escribió en mayúsculas en su red social. Sin embargo, economistas de Yale estiman que los sectores más vulnerables de EE.UU. podrían sufrir una caída de capital de hasta un 5,5% por el encarecimiento de bienes básicos como ropa, viviendas y automóviles.