Por Guillermo Castellanos, para La Proclama´.
Coronel Retirado del Ejército Argentino. Licenciado en Estrategia y Organización, Magister en Estrategia y Geopolítica y Doctorado en Estudios Internacionales. Ha estado destinado como casco azul en la zona de Medio Oriente, Kosovo y Haití.
El conflicto entre Irán e Israel en Medio Oriente ha sido un tema que ha dominado los titulares durante décadas, y desafortunadamente, parece no tener fin a la vista. Esta disputa arraigada en rivalidades históricas, diferencias ideológicas y luchas por el poder ha generado un escenario de tensión constante en la región, con repercusiones no solo para ambos países, sino también para la estabilidad global.
Por un lado, tenemos a Irán, una nación poderosa con una historia y cultura rica, que ha emergido como un actor dominante en la región. Su ambición por expandir su influencia y su apoyo a grupos militantes han provocado la desconfianza de sus vecinos, especialmente de Israel, que ve en Irán una amenaza existencial. Por otro lado, Israel, un país construido sobre el sufrimiento y la determinación de un pueblo, se enfrenta a un entorno hostil donde la seguridad nacional es una prioridad indiscutible. Las amenazas de Irán y sus proxies, así como su presunto desarrollo de armas nucleares, plantean desafíos significativos para la supervivencia y el bienestar de Israel.
En cuanto a la posición de Argentina en este conflicto, nuestro país ha abogado por una solución pacífica y negociada por parte de estas naciones que respete el derecho internacional y los principios de autodeterminación de los pueblos. Mantenemos relaciones diplomáticas con ambas naciones y expresamos nuestra preocupación por la escalada de tensiones en la región. En el caso específico de Irán, Argentina ha sufrido importantes atentados en su territorio cuya autoría se sospecha está vinculada estrechamente con Irán. No obstante, nuestro país ha buscado mantener un equilibrio entre la presión internacional para que cumpla con sus obligaciones internacionales, especialmente en lo que respecta a su programa nuclear, y el diálogo constructivo para resolver diferencias y evitar conflictos mayores. En cuanto a Israel, Argentina ha mantenido relaciones cordiales, basadas en el respeto mutuo y la cooperación en áreas como la tecnología, la agricultura y equipamiento militar. Si bien Argentina ha expresado su apoyo al legítimo derecho de Israel a vivir en paz y seguridad dentro de fronteras reconocidas internacionalmente, también ha abogado por una solución justa y duradera al conflicto palestino-israelí, que incluya la creación de un Estado Palestino viable y soberano. Es importante destacar que en los últimos tiempos se ha observado un importante acercamiento del gobierno argentino de Javier Milei hacia el gobierno israelí, marcando una diferencia con los gobiernos anteriores.
En relación a los últimos acontecimientos de la escalada de violencia entre Irán e Israel, el Gobierno de la República Argentina ha condenado categóricamente el ataque sin precedentes de la República Islámica de Irán contra el Estado de Israel y ha reafirmado su apoyo al legítimo derecho de Israel a defender su soberanía. La Cancillería Argentina ha instado a Irán a cesar sus ataques injustificados y evitar una crisis de alcance global.
En este contexto de hostilidades, es fácil caer en la desesperanza y la resignación. Sin embargo, creo firmemente que hay espacio para la esperanza y el diálogo. A pesar de las profundas diferencias, tanto Irán como Israel comparten intereses comunes, como la estabilidad regional y la prosperidad económica. En lugar de perpetuar un ciclo interminable de confrontación, ambas partes deberían dejar de lado sus diferencias y encontrar formas de cooperar en áreas de mutuo beneficio, como el comercio, la energía y la seguridad.
En resumen, considero fundamental que la comunidad internacional desempeñe un papel constructivo en la resolución de este conflicto. Los esfuerzos diplomáticos, las negociaciones mediadas y la presión internacional pueden desempeñar un papel crucial en la búsqueda de soluciones pacíficas y sostenibles. Además, resulta vital que se respeten los derechos humanos y se proteja la seguridad de todas las personas en la región, independientemente de su origen étnico, religión o afiliación política.
En última instancia, el conflicto entre Irán e Israel es una tragedia que ha causado un sufrimiento innecesario a millones de personas y que puede tener consecuencias devastadoras debido al poder militar que ambas poseen, incluyendo armamento nuclear. Es hora de que ambas partes pongan fin a esta espiral de violencia y busquen un camino hacia la reconciliación y la paz. El camino hacia la paz puede ser difícil y lleno de obstáculos, pero la esperanza de un futuro mejor siempre debe guiarnos en nuestro viaje hacia la armonía y la coexistencia.