La sepultura, hecha en mármol de Liguria, lleva una única inscripción: Franciscus. El entierro se realizará el sábado en la basílica de Santa María la Mayor y contará con la presencia de líderes de todo el mundo.
La Santa Sede dio a conocer este jueves la imagen de la tumba que recibirá los restos del papa Francisco. La sepultura fue colocada en la basílica de Santa María la Mayor, y será el primer entierro de un pontífice fuera del Vaticano desde 1903.
Según se informó oficialmente, la tumba está ubicada en el nicho de la nave lateral, entre la Capilla Paulina, la Capilla Sforza y la Capilla de la Salus Populi Romani, en cercanías del altar de San Francisco. Está construida en mármol de Liguria y, por voluntad expresa del papa argentino, tiene una sola inscripción: Franciscus.
Un testamento con indicaciones precisas
En su testamento, Jorge Mario Bergoglio había dejado instrucciones claras respecto al lugar de su entierro: “en la tierra, sencillo, sin decoración particular”. También solicitó que se incluyera una reproducción de su cruz pectoral, lo cual fue respetado por las autoridades vaticanas.
Los costos del sepelio serán cubiertos por un benefactor designado previamente por el propio pontífice, a través de un fondo transferido a la basílica y administrado por el monseñor Rolandas Makrickas, Comisionado Extraordinario del Capítulo Liberiano.
Un funeral con líderes mundiales y máxima seguridad
El funeral tendrá lugar este sábado en la basílica, con la presencia de más de 50 jefes de Estado y una decena de monarcas. Entre las 130 delegaciones confirmadas se encuentran figuras como el presidente argentino Javier Milei, Donald Trump, Lula da Silva y Volodimir Zelenski.
Ante el alto nivel de representación internacional, el Vaticano desplegó un amplio operativo de seguridad. La Oficina de Protocolo de la Secretaría de Estado informó que la cifra de autoridades aún podría ampliarse en las próximas horas.
Un acceso abierto a los fieles
Finalizada la ceremonia, los fieles podrán visitar la tumba del papa Francisco a partir del domingo. La Santa Sede espera una multitudinaria asistencia en los días posteriores al sepelio, con controles reforzados en toda la zona.


