En las últimas semanas, muchos transeúntes que frecuentan el Barrio Sur de San Miguel de Tucumán, advirtieron algo inusual: la ausencia de tapas metálicas en las esquinas. Estos nuevos boquetes, producto de robos, se suman a las roturas de las calles tucumanas, pero con profundidades y consecuencias especialmente preocupantes.
En Moreno y Piedras, San Lorenzo y Entre Ríos, Moreno y San Lorenzo… hasta en Ayacucho y Crisóstomo, pleno microcentro. Cada vez se registran más y más de estos agujeros que los vecinos intentan tapar de diversas maneras. Algunos los cubren con cajones de verduras, cestos de basura, trozos de cartón y hasta de pavimento. En unos cuantos, se colocaron cintas que alertan sobre el peligro.
Según informó Alfredo Toscano, Secretario de Obras Públicas de la Municipalidad, se trataría de una cadena de hurtos. No se descarta que las tapas – hechas de hierro fundido – puedan ponerse a la venta, pero el objetivo final no son ellas. Lo que se pretende, en realidad, es llegar al valioso cobre que compone los cables ubicados bajo la superficie.
En la mayoría de los casos, el sistema eléctrico corresponde a los semáforos que, desde luego, se apagan al instante de producirse el robo. Muchos vecinos, en un inicio, atribuyeron el mal funcionamiento a secuelas del corte de luz nacional del primero de marzo, cuando se vieron afectadas tres líneas de transmisión de alta tensión. El político desmintió estas teorías.
Además, “Fredy” Toscano explicó que la municipalidad debe hacerse cargo de la reinstauración del cableado. No obstante, algunas de las tapas corresponden a los servicios de Telecom, EDET S.A., SAT, entre otras empresas. La reposición de esas cubiertas son responsabilidad de las mismas.
Este tipo de robos requiere un trabajo que precisa de herramientas específicas y, al menos, dos personas. Las cubiertas no son sencillas de quitar y las caracteriza un gran peso. Aun teniendo en cuenta el tiempo considerable que dichas operaciones requieren, ninguna de las cámaras del Centro de Monitoreo – ubicado en la calle 9 de Julio 229 – parece haber captado evidencia del accionar.
Hablamos de un enorme riesgo para todos los ciudadanos que, en el apuro del día a día, podrían sufrir graves lesiones al no notar los boquetes. A esto se agrega los problemas que ocasiona la falta de semáforos para guiar a los conductores.
